Hoy, quiero caminar sola
por las calles de adoquines mudos,
entre el gentío ciego que se cruzan.
Hoy, me visto con mi soledad
y me desnudo de mis miedos,
ante cruces de hastíos por la acera,
con testigos de pájaros en vuelos.
Hoy, ya no queda espacio
el reloj de la espera, no tiene manillas
se escurre el tiempo,
entre los dedos de mis quimeras.
Hoy, camino sabiendo
que me abrigo, con manta propia.
Ya, ni llagas hacen las mentiras,
ni las huidas, mojan sentimientos,
y los “te quieros” se cubren de fantasmas,
escapando como volutas de humo,
por las esquinas de la confianza.
Los perros ladran en silencio,
y los hombres huyen en sus delirios,
las palabras vuelan sin alas,
y tú te atavías de decepción.