Cuando callejeas mi piel a besos,
con tus labios húmedos y calurosos,
sedientos, hambrientos y lujuriosos,
palmo a palmo rincones inconfesos.
Y tu dedos, en letanías de rezos,
palpan el mapa de mi piel, codiciosos;
explorando los senderos sedosos,
que nos llevan a sublimes embelesos.
Donde la pasión traspasa a… pecado,
elevándonos a estadías celestiales,
en cadencia, al ritmo deseado.
Si llegara esos momentos mortales,
asimila el instante afortunado,
en densos torbellinos espirales.