Llegaste a mi vida sin darme cuenta,
no observe de ti , ni tú presencia;
nada hacía presagiar, sutil existencia,
quizas por una.. u otra afrenta.
Una oratoria con buena cimienta,
estaba ensimismada en tu elocuencia,
del tiempo…perdíamos hasta la conciencia,
delicado, frágil así me regenta.
Hacías que todo fuera de mi agrado,
sin que hubiera una sola grosería,
con corrección y entero desenfado.
Disfrutemos entera la compañía
Quedando olvidado todo pasado
cada cual siga sus alegorías.
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