Se desplomo el cielo en mil pedazos,
pariste la ira con mil dolores;
cornadas de sangre con los temores,
a tu alma llegaron los puñetazos.
Despedazaste el mar con arañazos,
y en tus días te ausentas de colores;
eclipsando alevoso los albores,
ahogando sin piedad todos los pasos.
Colmando sensación de escalofríos,
recontando que ya no queda nada;
y en su lugar solo quedan vacíos.
A todo te abalanzas con espada,
acaeces en propios desvaríos;
haciendo de tu vida infortunada,
al débil, haces emboscada
¡cobarde! ¡No te sientas tan valiente…!
Y arremete contra el más resistente.
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