Guardando el consabido respeto
me gustaría invitarte a un sepelio
sería entre tu y yo de amor secreto
no importaría en cuál cementerio.
Con mis manos cavaría la fosa
para enterrar lo que nos hizo daño
todo lo que te hizo sentir celosa
y volver a querernos como antaño.
Enterraríamos al fondo el orgullo
el cinismo, las mentiras y los llantos
y aquel tan acentuado rencor tuyo.
En seguida iría la desconfianza
la misma que nos ha hecho llorar tanto
y las necesidades de venganza.
II
Y al dejar atrás el camposanto
intentaríamos llegar a construir
con lo que nos quedara y tus encantos
el amor que casi se llegó a extinguir.
Volveríamos a amarnos como antes
veríamos de otro color la vida
tus ojos otra vez serían brillantes
al cerrar por siempre las heridas.
Te invito a que volvamos a adorarnos
sin importar el mundo, sin temores
a nuestros corazones entregarnos.
Y a fin de enmendar nuestros errores
tendríamos siempre al terminar de amarnos
un intercambio de orgasmos de colores.
III
Podríamos enterrar mal entendido,
cuando a sabiendas te hace daño;
y aún así repetir con tanta ensaño…
debiera ser eximente consabido.
Para enterrar lo “malo” en el olvido,
habrá que eliminar el desengaño;
sin orgullo y en “cariños” un baño,
si reconoce serás redimido.
Te puedo abrazar con mucha ternura,
y hasta desearte con desatino,
mirando a tus ojos con dulzura.
Al mismo son, tocar nuestro destino,
repartirnos cariño con cordura,
y mis brazos cubrirte en remolino.
Mariola López