Al pintar en un lienzo mis amores,
los colores de pasión se apagaban;
tus ojos claros ya no susurraban,
y tus dulces labios no eran albores.
Se esfumó, los abrazos seductores,
los murmullos… que a mis oídos cantaban;
los colores ensombrecieron: lloraban,
al descubrir que se escapo los sabores.
¡Que dolor! Al destapar el quebranto,
aquel día enmudeció mi paleta;
y hasta el arcoíris rompió en llanto.
Al relevar esa oculta faceta,
el corazón sufrió un desencanto;
para el cual, ya no existirá receta.
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