Ultrajada así te sientes en tú mente,
intenso dolor también te acompaña;
al correr por tu cuerpo esa alimaña,
pronunciar su nombre ves impotente.
El espejo te grita: es evidente.
Y bien contigo la vida se ensaña,
parasita en ti la telaraña,
que tu cuerpo permite anuente.
De sacar fuerzas te ves impotente,
por ti todos lo sufren en tu entorno;
pareciendo ser autosuficiente.
Al cáncer de mamas haces soborno.
resurgiendo fuerzas adoleciente;
eludiendo la apatía del trastorno.
Mi dedicación especial a todas las que han sufrido o sufren en estos momentos, cáncer de mamas:
Qué triste mi querida Mariola, en verdad el cáncer es un flagelo que castiga no sólo a quien lo sufre sino a la familia entera. Una vez leí por allí que lo mejor para evitarlo es darle atención oral a los senos ¡sí, así como lo oyes! pero cosa curiosa cada vez que ofrezco mis labios mordedores (¡para evitar el mal por supuesto!) las chicas se niegan y lo toman a broma!. Un gran abrazo
ResponderEliminarPues "El Drac", (no se como te llamas):
ResponderEliminarSegún la evidencia científica, y las recomendaciones de la OMS, llevas en parte...solo en parte ( je je je) parte de razón.
Queramos o no, somos mamíferos, (a veces hasta inteligentes jejejeje), como tal estamos formados por nuestra morfología funcional.
Las mamas o pechos, o senos, tienen como objetivo principal, el de lactar a nuestras crías, aunque le encontremos un sentido también sensual, debido a que las madres sienten un buen estado de bienestar (endomorfinas naturales)que hacen que le apetezca seguir lactando a sus crias, y asi perpetuar la especie.
Éste objetivo es por término general en todo los mamíferos.
Si ésta función de ley natural, se impide, se ésta impidiendo el objetivo funcional de un órgano, y...por lo tanto, se puede llegar al amlograr.
las leches artificiales tuvieron a principio del siglo pasado, un objetivo salvador de muchos niños,si sus madres morian por epidemias, de parto etc.
Pero de eso que las mujeres que podian lactar y no lo hicieran ha traido la pandemía de siglo XX y XXI.
Un gran abrazo
Mariola