Tan patente se corta la pasión,
en el aire tal cual, se diluye;
humedece el cristal de mis pupilas,
cuando el desierto de mi cuerpo,
encuentra el manantial de tú oasis,
los maremotos anegaron
el límite de mi rubor.
No hubo lunas que acallaran mis silencios…
y los amaneceres, rompieron tu atrevimiento,
el despertar sin almohadas,
cercenaron el camino del mañana.
El fenecer del camino de un mañana
al truncar una voz antes de emerger.
amputando, algo más…
que el simple instintoanimal.
Jamás llores, por ausencia.
Llora… por no aspirar
Mariola López