No hay nada igual que
desatar la pasión
solo por el instinto conducido,
para sentir el cuerpo estremecido;
como volcán en plena erupción.
Que vuele la lujuria sin más razón,
y libere ese animal dormido;
que ya vivir el día a día oprimido,
nos deja en brazos de la desazón.
Sin locura, la vida
no tiene salsa,
Que se multiplique la “endorfina”,
sosegando los más profundos males;
convirtiendo a tus días en una balsa,
para afrontar, la
vida su rutina,
y al cuerpo de
placeres terrenales.
Mariola López