Los silencios, nos desbordan a veces,
por querer ahogar nuestros
sentimientos;
por torpes y simuladas
estupideces,
que a veces hacen gtemblar los
cimientos.
Con palabras llenas de
timideces,
que nos revuelven los
pensamientos;
cuando por indecisión te estremeces,
a costa de partirte en
fragmentos.
Surge el despistado al que
endureces,
por no enfrentarte a los
desalientos;
al encarar otros amaneceres,
que pueden soplar diferentes vientos.
Si te da miedo lo que es
diferente,
es posible que tu cuerpo ya no
siente
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