Cuando estaba mi alma desterrada,
esa tristeza, invadía mis días;
en mi entorno, observé hipocresías,
mi pena… no tenía ni coartada.
La mañana no tiene alborada;
las noches, se hacen largas, duras y frías;
me siento... cual ave de cetrerías,
sufro, el pasto de una encrucijada.
La soledad querida y añorada,
cual deseo como agua de mayo;
y en ella sumergirme bien bañada.
Me queme todo dolor algún rayo,
comenzado de nuevo de la nada
haciendo de nuevo “mi vida un sayo”
Mariola
----------------------------------------------------
Un regalo de José Espinar: Muchas gracias José, un abrazo...