Quiero ser la última, y no primera,
y fundirte a mi cuerpo con codicia;
aun conociendo, que también propicia,
ser de otras, amor de cabecera.
Si la palabra fuera bien certera,
que mi piel tiemble por esa caricia;
estremeciéndonos en la delicia,
de encender la luz de la primavera.
Me mantendré perdida, en los sueños,
de poder estar contigo en otoño,
siendo de nuestros destinos los dueños,
Si no lo vivimos, seremos leños,
que arderá en el mundo de la nada,
y será ceniza de los entresueños.
Mariola López