Cuando no te daña el viento ni roza,
y el sutil aire lo lleva y aleja;
las palabras no dañan ni me aqueja,y el dardo se convierte en rosa.
Si por ser fiel de manera celosa,
que en el espejo de mi se refleja;
no cambiaré mi manera compleja,
de enfrentarme a esa nube azarosa.
No voy a inmolarme en mi osadía,
al evocar los clásicos en sonetos;
presto a morir en mi filosofía.
Mil veces me lo digo que son retos,
se aclara mi sonrisa en la autoría;
no pretendo con ello el irrespeto.
Mariola