En las curvas de un soneto II
Me acerco a tu escondite despacito,
Te acaricio con solo la mirada;
observando me quedo anonadada,
en voz baja en tu oído te recito.
Con mis labios te beso y resucito,
en tu seno me quisiera abrazada;
y sentirme en tu cuerpo acomodada.
¡Ay que de cosas en ti yo suscito!
Con tu mano mi cara acaricio,
y en tus ojos te reposo un besito;
la ternura, propicia un beneficio.
Ante tu templo me inclino y musito,
desenredando ese maleficio.
Yo te doy... un abrazo apretadito