Prestar mis alas (soneto)

Si quieres  puedo prestarte  mis alas,
si aún es cierto que atraerte puedo,
si a volar conmigo no tienes miedo,
de una vez cuitas acorraladas.

Que puedas ahogar ideas malas,
con cariño en forma de torpedo,
que amores fraudulentos no concedo,
y quítate el chaleco antibalas.

Confía por completo en tus encantos,
desnuda sin pudor tus sentimientos,
prefiero a los demonios y no a los santos,

que se orillan a sus atrevimientos
abandonados a esos cantos
que de placer todos estamos hambrientos.

Solo a la luz de las estrellas

Bajo la tenue luz de mil estrellas,

podría sostenerte en mi regazo;

abandonando  penas  en mi brazo,

del daño que te hicieron las doncellas.

Con amor borraríamos las huellas,

hasta que rebosara todo el  vaso;

desde al amanecer hasta el ocaso,

y de caricias llenar las botellas.

No hay mejor medicina que el tacto,

percibir el calor en un  abrazo,

al sentir los dos cuerpos en contacto,

cuando  prende el fuego del chispazo,

y los dos, intervienen en el acto;

sin que nada…o nadie de frenazo.

Partiendo el aire

Y…sin que nada quede ni en el aire,

y disuelto se encuentra sin destino;

los sentimientos perdieron su camino

y cansados se cubren a socaire

Exhausta, por no alcanzar un “affaire”,

me duele tanto…que es mortecino,

culpar a otro…lo veo tan mezquino;

con rostro que enseñe el desaire.

Sin más remedio se partió la copa,

aquella que supo nuestro secreto;

y que nuestro sentimiento arropa,

manteniéndolo a penas discreto;

escondido bien en el guardarropa

 jamás quisiste ser mi  Capuleto

Despistado

HISTORIA DE UN DESPISTADO I

que no ve más que su obligo

y no tiene ni un amigo

siempre va apenado

de todos, bien separado

por parecer prepotente

así… parece a la gente

no necesitas ayuda

en su soberbia se escuda

y se refugia en su mente.

Infancia

Estudie con religiosas

entre rosarios y rezos

me sacudí esos brezos

y quedé como las rosas

tan derechas y hermosas.

Aprendí a ver la vida

fijando otra salida

siendo ante persona

mujer que razona

sin ser mujer dirigida.

A solas

Si la soledad te guiña un ojo

por la timidez te alias con ella

formando una niebla y no ves la estrella

quizás porque no llevas  anteojo

y lo que te “gusta” miras de reojo

quizás para que no te deje huella

si en tu corazón marca, una mella

y  te pongas como un pimiento rojo.

Puedes que estés bastante equivocado

cuando piensas que no llegas a las miras

 te quedas por el camino tirado

das media vuelta, y sin más te giras

pasando a esconder ese  mejor lado

sin más, huyes…corre que  te las piras

Salvando la esperanza

Si eres un vagabundo

y has hundido esperanza

en ti esta la balanza

que de un vuelco rotundo

y te rías del mundo

comienza por ser sociable

un poquito agradable

considerado y atento

con gran sentimiento

que es muy saludable.