Desafiaste a la musa con reto,
cuando ella persistía callada;
se resistía y se hacía la rogada,
pero al final , le arrancaste el soneto.
Primero le extirpaste un cuarteto,
aun así se mantenía trabada;
pero tu paciencia no fue quebrada;
y le arrancaste luego el terceto.
Y por fin el soneto salió entero,
y ante tu verso me quedo prendida;
el encadenado dejo sincero.
E incito: a escribir a esa druida,
que con tu musa me quito el sombrero;
y antes sus pluma me quedo rendida.
Remato con estrambote abatida…
al componer los humildes sonetos,
integra dos cuartetos y tres tercetos.
Mariola López
Vorágine de letras que conjugan tu verbo sentimental.
ResponderEliminarUn gusto visitar tu blog. Saludos,
J.C.
Bravo
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