Cuántas veces te ofrecí

Cuántas veces te ofrecí
la paz y mi independencia
si a cambio de mi carencia
con mi mente te ofendí.

Sabe Dios que no viví
mis eternas vacaciones
plenas de amor y aficiones

buscando el arca perdida
mientras estabas dormida
soñando en ricos barones.

Luis Pérez.-

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---Cuantas veces conocí----

Cuantas veces conocí,
gente en apariencia;
hasta de buena presencia,
que luego no era así.

Y…más tarde yo entendí,
que no poseían dones;
carecían de corazones,

y de mente distraída,
con la voluntad torcida;
y hasta un poco burlones.

Mariola López

Secreto de amor (soneto)

Hoy me percate que  sí, te deseo

sin enterarme ha sido en realidad

porque no puedo faltar a la verdad

negarme a mí misma, es muy feo.

Aunque  me lo guardo y no lo aireo

no sé si conmigo misma por piedad,

que no quiero que descubran mi bondad

y prefiero que siga mejor “ciego”.

Quisiera convertirme en invisible

y vivir este amor como secreto

porque sé, que en el fondo  es imposible,

no puede ser asunto indiscreto

quizás mi realidad no es razonable

pero tampoco pongo en aprieto.

Después de los cuarenta (Décima)

Echa campanas al vuelo

que la mente acariciara

sueño revoloteara

NO ERES un abuelo.

Conseguir algún anhelo

esperar que no te mienta

que pasado los cuarenta

a todos ponemos en orden

no aguantamos desorden

y el corazón en reventa.

Fases de la luna

Hambre tiene mi piel de esa caricia,

que en tus dedos sean ese sueño,

tus fantasías profunda ser dueño,

y destapar toda tu inocencia.

Sin reprimir lasciva apetencia,

cuando te dedique con gran empeño,

de tropezar con placer no pequeño,

disfruten mis labios con excelencia.

Son  momentos mágicos de “la luna”,

que nos embruja con  sus sensaciones,

nos cubre del manto de la fortuna.

El corazón se llena de ilusiones

y de las penas…no queda ni una:

Prende la llama en los corazones.

Razones en la alacena (soneto)

Si alguna vez rinde al abatimiento
como si fueras arrastrando cadena;

tendrás cien razones en tu alacena,

sin servir la carne de aislamiento;

Porque la lluvia de hostigamiento,

aflige el alma con gran desatino;

y entre la gran maraña adivino,

con las alas batir el sufrimiento.

El azar, jamás marca el camino,

si nunca te enfundas en su armadura,

al fin y al cabo… eres aerobio,

y... decides tus cartas con buen tino,

desatando al final la atadura;

transformándote en anaerobio.