EL RITO DEL AMOR (SONETO)

Como hacer el amor es todo un rito,
hay  quien lo compara con un buen vino;
saboreando el trago en catavino,
cada sorbo, gozando despacito.


Con el tiempo parado al infinito,
por retrasar el juego yo me inclino;
escalando ambos,  cielo  divino,
saciándonos del voraz apetito.


Deslizados en nubes de seda y lino,
dedicandole el  tiempo suficiente,
deleitándonos por ese  camino.


Regocijando la cuesta ascendente,
sin  prisas por arribar  el destino,
en un tierno abrazo plácidamente.

Especial…

Llegaste a mi vida sin darme cuenta,

no observe de ti , ni tú presencia;

nada hacía presagiar, sutil existencia,

quizas por una.. u otra afrenta.

Una oratoria con buena cimienta,

estaba  ensimismada en tu elocuencia,

del tiempo…perdíamos hasta la conciencia,

delicado, frágil así me regenta.

Hacías que  todo fuera de mi agrado,

sin que hubiera una sola grosería,

con corrección y entero desenfado.

Disfrutemos entera la compañía

Quedando olvidado  todo pasado

cada cual siga sus alegorías.

El velo de la parca

Cuando nos cubra el velo de la parca,

desnudos quedaremos con los actos;

quedaran destapados los nefastos,

sin poder ya ocultarlo en nuestra arca.

El tiempo  pone en su lugar… y  marca,

a cada uno  colocándolo exactos;

en cambio a otros muchos estupefactos,

de la conducta su vida enmarca.

Si en éste mundo todo se sufraga,

procura el bien, en todo  ese  camino;

provecho sin mirar, a quien  se haga.

Tus obras marcaran ese destino,

al final de la existencia que se apaga;

dándonos paz, al ocaso cansino.

Mariola López

CARPE DIEM

Cielo estrellado de Van Gogh

Abrir y cerrar que acaban los días,

se diluyen y escapan por oriente;

mirando el pasar, momento paciente,

envenenándote tus agonías.

Vivir de otra manera no podrías,

tu sueños no tienen ya aliciente;

guarda los recuerdos, vive el presente,

Goza del momento con energías.

No malgaste ese tiempo  que te queda,

en pensar y dejar para mañana,

quedándote parado en la vereda,

“Aprovecha la noche” y engalana,

desliza  esos momentos como seda;

“carpe diem” conviértela en soberana.

Carpe diem quam minimum credula postero

(Aprovecha la noche...confía en mañana)

Mariola López

Noche de embrujo

Me alborota  ese clima de tus besos,

esta noche, me licua con la luna;

me siento  dichosa como ninguna,

al palpar esos labios inconfesos.

Se sintieron nuestros cuerpos traviesos

repicado por la diosa fortuna,

se encontraba la pasión  en ayuna,

sentidos en  la oscuridad posesos.

Pudo ser esa  magia de la noche,

el acariciar  mi piel con tus manos,

o las miradas dulces con derroche;

sin descifrar los momentos ufanos

cerrado  ese día con un broche

al compas de momentos no lejanos.

Mariola López

Besos perdidos

Tengo en mi alma una herida sangrante,

por no encontrar los abrazos perdidos;

y aquellos  dulces labios atrevidos,

que hacían estremecer - de buen amante

Recuerdo de ese mirar delineante,

al recorrer mi cuerpo desvestido;

con  brillo de luria asistido,

posando labios en piel expectante.

La llama de pasión quedó intacta,

esperando se aclare aquel camino;

observemos de la vereda exacta,

que nos vuelva a fundir en desatino,

ternura en  memoria, quedó compacta;

guardado el ecuerdo aglutino.

Mariola López

Equinoccio otoñal

Yo ví caer la lluvía en mi ventana,
y el soplar del  viento tras de ella;
más tarde ví brillar aquella estrella,
inalcanzable para mi… lejana.

De hojas secas el suelo se engalana,
la noche, se atavía, la más bella;
la luna enamorando cual doncella,
una noche de otoño cotidiana.

Tan grises el equinoccio estos días,
pensando en ti arrastran esas hojas;
sin querer arrasan mis alegrías.

Mi alma poco a poco me deshojas,
cuando suspiro por ti en noches frías,
de mi nostalgia helada me despojas

Mariola López

Desafió a la Musa (soneto con estrambote)

Desafiaste a la musa con  reto,

cuando ella persistía callada;

se resistía y se hacía la rogada,

pero al final , le arrancaste el soneto.

Primero le extirpaste un cuarteto,

aun así se mantenía trabada;

pero tu paciencia no fue quebrada;

y le arrancaste luego el terceto.

Y por fin el soneto salió entero,

y ante tu verso me quedo  prendida;

el encadenado dejo sincero.

E incito: a escribir a esa druida,

que con tu musa me quito el sombrero;

y antes sus pluma me quedo rendida.

Remato con estrambote abatida…

al componer los humildes sonetos,

integra dos cuartetos y tres tercetos.

Mariola López