…Y el cielo se cerró a cal y canto,
ya no volví a mirar a las estrellas,
aquellas que brillaban cada día,
como si acabaran de nacer.
Eché, y mantengo bien
la llave,
de doble cerradura,
para evitar que por un resquicio,
no por el hecho de ser exiguo,
entrara, un rayo de sol,
que iluminará la estancia que habito.
El sol ilumina, pero casi siempre quema.
y quema el alma, desprotegida y vulnerable.