Envuelta en el embeleso seductor,
tatuaste la huella de tú brisa;
me enamoraste despacio y sin prisa,
me sentí del jardín , la más bella flor.
De tú boca degusté ese sabor,
dibujado quedó en tu sonrisa;
y en esa piel penetré mi divisa,
con un abanico marcado a color.
El sentir como única princesa,
acrecentándose con fuertes lazos ;
como una diosa me sentí tu presa.
Enzarzada en tu cuerpo entre abrazos,
en mi boca la mirada embelesa;
capitulada me dejan tus brazos.